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La reproducción asistida, un medio cada vez más habitual para concebir

Vivimos en una sociedad que se ha transformado de una manera vertiginosa en los últimos tiempos y que, además, todavía tiene mucho recorrido en lo que respecta a los cambios que han de producirse en el futuro. Las costumbres de los individuos que la integran han cambiado y no tienen relación alguna con las que existían hace, tan solo, un par de décadas. Y eso genera nuevos movimientos, nuevos flujos en la vida de las personas que hace que, de alguna manera, vayamos cambiando la mentalidad y cómo afrontamos todas y cada una de las etapas de nuestra vida.

Vamos a hablar, en este artículo, de uno de los cambios sociales que más destaca en los últimos tiempos, como es el que está relacionado con el asunto de la maternidad. Lo cierto es que, desde que la mujer se incorporó en España al mercado laboral, algo que se ha ido implementando en España desde los años 70 con la llegada de la democracia, hemos asistido a un descenso impactante de la natalidad y, además de eso, hemos visto cómo las mujeres tienen descendencia cada vez más tarde. Eso genera un impacto en nuestra sociedad que hace que sea una sociedad cada día más aviejada.

Fijaos lo que apuntaba una noticia que fue publicada en el diario El País durante el verano pasado. En ella, se apuntaba que la tasa de natalidad había caído de una manera espectacular en nuestro país, en concreto en un 30%, con respecto a datos de la década pasada. Es una cifra espeluznante y que pone de manifiesto que algo estamos haciendo mal porque, desde luego, son muchas las mujeres y los hombres que siguen queriendo tener descendencia… pero que quizá no han tenido ni tiempo ni dinero suficiente como para afrontar todo lo que tiene que ver con este asunto.

Otro artículo más reciente (data del pasado mes de diciembre) indica que, como apuntábamos anteriormente, las mujeres cada vez tienen hijos más tarde, lo que hace que, por lógica, tengan menos posibilidades de tener un hijo con posterioridad al nacimiento del primero. Desde luego, este factor también es clave y explica en buena medida que haya muchas parejas que solo decidan tener un hijo en lugar de apostar por seguir construyendo una familia. Y es que la sociedad, digamos la verdad, no lo está poniendo fácil para ello.

El problema no es de la gente, es de la sociedad que estamos creando con el paso de los años. La legislación y las empresas no terminan de permitir que esa conciliación de la vida laboral y la familiar sea posible. Las mujeres y los hombres que se encuentran en la veintena y la treintena, edad ideal para procrear, pasan buena parte de su tiempo fuera de casa, en el trabajo. Y normalmente están sometidos a mucha presión, lo que hace que cuando llegan a sus domicilios no tengan la menor intención de hacer otra cosa que no sea descansar.

Los problemas de fertilidad, una fuente que hay que someter a estudio

Hay otro punto del que no hemos hablado y que es fundamental tener en cuenta. Los problemas de fertilidad son, de hecho, una consecuencia de lo que hemos venido comentando anteriormente: la presión en el trabajo y la excesiva preocupación y estrés que eso nos genera. No cabe la menor duda de que este tipo de asuntos genera un grave perjuicio en la vida de las personas y creemos firmemente que desde la política estatal se podría hacer otro tipo de cosas que ayuden a hacer de la vida de la gente algo mucho mejor.

Son muchas las personas que no tienen la posibilidad de tener hijos en España de una manera natural. Es una población a la que hay que ayudar, puesto que las consecuencias de querer tener hijos y no tener la opción de conseguirlo puede generar problemas psicológicos de primer nivel. Afortunadamente, son muchas las iniciativas que están surgiendo en este sentido por parte de la sociedad civil, como por ejemplo Ivi Global Education, un máster en reproducción asistida que forma a personas que van a ejercer una labor social tan importante como la ayuda a todas esas mujeres y hombres que no tengan la opción de concebir de una manera natural.

Una labor como esta es elemental en un momento como en el que nos encontramos. Siempre ha sido una labor importante, pero primero no había conciencia social al respecto y, en segunda instancia, no teníamos las herramientas para cumplir con todos los proyectos destinados a terminar con este problema. Ahora tenemos la conciencia y las herramientas. Tenemos que aprovecharlas para ayudar a toda esa gente que necesita poner a niños y niñas pequeñas en su vida, a una familia que les otorgue esa felicidad que tanto merecen y por la que han suspirado tantas veces.

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