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Clases de refuerzo: algo cada día más habitual y que potencia el nivel de los estudiantes

Cuando se es niño, es importante que nuestros familiares y tutores estén permanentemente encima de nosotros en lo que tiene que ver con los estudios. Se trata de una de las fases más importantes de la vida, en la que empezamos a definir cómo somos, qué es lo que nos gusta y qué vamos aprendiendo. Desde luego, cuando solemos decir que “los niños son como esponjas” no nos equivocamos en absoluto. Y es que absorben una cantidad de conocimientos muy grande en muy poco tiempo, unos conocimientos a través de los cuales, como decimos, se van forjando los adultos del futuro.

Para darles la educación que queremos, es imprescindible que estemos pendientes de ellos y que hagamos especial incidencia en esos contenidos o conocimientos que queramos destacar. Si no hay nadie que eduque a esos chavales, es bastante probable que su aprendizaje sea mucho más anárquico y que, a causa de esto, el niño cometa errores de manera sistemática que le impidan crecer y desarrollarse como persona. Este tipo de asuntos es, tristemente, bastante más habitual de lo que pensamos y hay que poner toda la carne en el asador para intentar que no se repitan. Las consecuencias para la vida del menor pueden ser catastróficas.

Son muchos los casos de fracaso escolar que se dan en el interior de nuestras fronteras. Hemos querido extraer algo de información al respecto de esto y lo que nos hemos encontrado no nos ha gustado, principalmente porque, según lo que hemos podido saber gracias a la web Guía Infantil, buena parte del fracaso escolar proviene del menor nivel de exigencia que hay en los colegios. Esta también es la causa de que haya que apuntar a los niños a alguna clase particular para tratar de sacar todo su potencial.

Hemos querido hacer referencia también a una noticia que fue publicada en la página web del diario Público y que indicaba que el 68% de los jóvenes superdotados ha sufrido el fracaso escolar porque ha terminado dejando los estudios. No cabe la menor duda de que esta es una verdadera desgracia y que hay que evitar que se produzcan situaciones como estas y, ni que decir tiene, en un volumen como el que os acabamos de transmitir. Esa es la máxima expresión del fracaso no solo de un sistema educativo en particular, sino de la sociedad en su conjunto.

Que el nivel de exigencia de los colegios españoles ha bajado es una obviedad. Y que, por ende, una cantidad tremenda de escolares necesita algún tipo de ayuda para complementar sus conocimientos, también lo es. Desde la academia Elipa nos han contado que ha crecido el volumen de estudiantes a los que imparten clases de refuerzo en los últimos años, y especialmente desde que, al llegar la pandemia, se suspendieran las clases. La necesidad de complementar los estudios habituales con algo de apoyo se ha tornado en imprescindible para una buena cantidad de jóvenes en todo tipo de ciudades españolas.

Nos jugamos el futuro

Algunos padres y madres, por desgracia, ven en la escuela un medio perfecto sobre todo para que los niños tengan ocupada la mañana y, de esa manera, no tener que preocuparse por ellos mientras dura su jornada laboral. Pero hay una cosa que es evidente y que no podemos olvidar: la educación de los más pequeños es algo fundamental para su vida, para la sociedad en su conjunto y no debe ser considerada como un medio para librarnos de los más pequeños durante una jornada de trabajo. Hay que estar encima de ellos, preguntarles cómo llevan sus clases, ayudarles siempre que sea necesario y no pasar olímpicamente del tema.

Está claro que enseñar a los más pequeños los conocimientos que van a ser básicos durante el resto de su vida no es una tarea fácil ni siquiera para un profesor, pero se trata de una cuestión que tenemos que abordar de todas las maneras posibles. Es imprescindible acertar con esta cuestión porque, como decíamos más arriba, nos estamos jugando el futuro con todo lo que eso conlleva. Y es que no cabe la menor duda de que, si la sociedad tiene puestas sus esperanzas en las generaciones futuras, la educación debe ser un pilar básico de nuestra sociedad.

Todo lo que sea reforzar los conocimientos de los menores es bienvenido. Lo que no podemos hacer es seguir viendo cómo el fracaso escolar se convierte en algo habitual en todos nuestros pueblos y ciudades. Hay mucha gente que se encuentra trabajando para que esto no suceda y para que, en efecto, todas aquellas personas que se están formando tengan todas las facilidades para hacerlo. Y es que, de no ser así, tendríamos un problema realmente importante en el corazón de nuestra identidad.

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