Si tuviéramos que elegir un negocio que definiera el modo de vida en nuestro país, posiblemente muchas de las personas que os disponéis a leer este artículo pensaríais en algún bar. En efecto, este es uno de los negocios más abundantes y tradicionales de todos cuantos se encuentran en el interior de nuestras fronteras. Y es que no es para menos. El amor que siente la gente de nuestra tierra por ellos es algo que se encuentra fuera de toda duda y que, como es evidente, hace que este tipo de entidades goce de una buena salud.
Los bares son ese lugar de reunión que a tanta gente le hace bien. Es un lugar perfecto no solo para obtener esa bebida fresquita y ese aperitivo que nos permitan aguantar hasta la hora de la comida o de la cena, sino que es ideal para contar nuestros problemas a los colegas o familiares con los que hasta allí acudimos y escuchar sus historias. Es el sitio perfecto para socializar con la gente de nuestro entorno, una acción que es muy importante y que va a terminar definiendo quiénes somos. Y es que el bar es un lugar mucho más relevante en nuestras vidas de lo que pensamos.
Una noticia que fue publicada en la página web de La Sexta informaba de que nuestro país es líder absoluto en número de bares y restaurantes puesto que existe uno por cada 175 habitantes. En total, son más de 277.000 los establecimientos gastronómicos que se encuentran en nuestras calles y plazas, haciendo esta cifra de la hostelería uno de los sectores más importantes en cuanto a facturación y en cuanto a número de empleados en España. Desde luego, estos números dejan claro que la hostelería es una de nuestras piezas angulares.
Una noticia que fue publicada en la página web de La Vanguardia informaba, por otra parte, de los municipios y ciudades que cuentan con más bares en relación a su cantidad de habitantes. En lo que respecta a las ciudades, es León la que se lleva el primer puesto al sumar 5 bares cada 1.000 habitantes. En lo que tiene que ver con los municipios, Sallent de Gállego, en la provincia de Huesca, es quien manda con una cifra de más de 15 bares por cada 1.000 habitantes. La verdad es que se trata de datos que sorprenden y que muestran el potencial de este tipo de establecimientos en España.
Que sean tantos los bares y restaurantes que se encuentran en el interior de nuestras fronteras es algo que a los españoles nos gusta, pero que a los dueños de estos establecimientos les obliga a trabajar más con el objeto de ganarle la partida a su competencia. Son diversos los estudios que apuntan que, más allá de la calidad de la bebida o comida de un bar, lo que les diferencia del resto también tiene que ver con algunos de los objetos con los que cuentan. Y es que disponer de enfriadores de copas, vinotecas, expositores refrigerados o copas de calidad importa y mucho. Es lo que nos han comentado los profesionales de Giona Company, dedicados a la venta de este tipo de productos, una venta que ha crecido como consecuencia del deseo de mejorar que quieren implementar muchos hosteleros en su negocio.
Para gente de (casi) todas las edades
Un bar es un lugar ideal para prácticamente todo el mundo. De hecho, suele ser aquí donde vemos a todas esas personas con las que, durante la semana, no hemos tenido contacto. Se trata de un sitio ideal para jóvenes y ancianos, para mujeres y hombres, para los de unas tendencias políticas y los de otras, para gente con más o menos dinero. El “casi” que hemos puesto arriba lo hemos dejado por los niños, que sí que pueden visitar este tipo de establecimientos pero que siempre han de hacerlo acompañados por sus padres y madres.
Si echamos un vistazo a las redes sociales un domingo por la mañana, nos daremos cuenta de la enorme cantidad de personas que, durante el sábado, se ha sacado fotos en algún bar. Es una realidad que prueba el gran cariño que se le tiene en nuestro país a establecimientos de este tipo. Un cariño que, por cierto, no tiene pinta de que se vaya a ver reducido en los próximos años ni en las próximas décadas.
Siempre es recomendable acudir a algún bar. Nos puede ayudar a tranquilizarnos después de una jornada o una semana dura en el trabajo y puede hacer que encontremos ese momento de esparcimiento y ocio con nuestros seres queridos. Estas cosas, desde luego, contribuyen de una manera mucho más importante de lo que pensamos a que seamos felices. Y ese, al final, debe ser el propósito que marque todas y cada una de nuestras vidas.