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Ventajas e inconvenientes de los coworkings.

El teletrabajo ha puesto en primer plano los coworkings. Espacios compartidos, habilitados para que trabajen en ellos emprendedores y trabajadores. En este artículo recogeremos algunas experiencias y valoraremos las ventajas e inconvenientes de estos centros de trabajo.

Aunque el término coworking parezca un concepto nuevo, ya existía a finales del siglo pasado. El periódico digital La Publicidad fija sus orígenes en el año 1999, en Silicon Valley. Cuando el diseñador de videojuegos Bernie DeKovem compartía sala, a modo de oficina con otros profesionales informáticos. Bernie decide llamarle “Coworking”, pues, según él, aquella experiencia promovía las relaciones de colaboración. Aunque cada uno de los oficinistas trabajaban en sus proyectos, y tenían sus propios clientes, siempre unos se apoyaban en otros. Si buscabas un diseñador digital, quizás lo tenías en la mesa de al lado y no tenías que ir a buscarlo a otro sitio.

Bernie decía que en aquel espacio primaba la máxima “working together as equals”, que significa “trabajar juntos como iguales”; frente a la dinámica de las oficinas tradicionales “working together, yet separate”; trabajar juntos, pero separados.

DeKovem le pone el nombre a la idea; sin embargo, ya existía un espacio parecido 5 años antes en Berlín. La C-Base era una antigua nave que alquilaron conjuntamente profesionales de la tecnología y de la informática, que deseaban trabajar juntos bajo el mismo techo. Nació como una asociación, que se dedicaba a atraer a profesionales del ramo y dividir entre todos los gastos de alquiler y mantenimiento del local.

La idea gustó tanto, que unos años después se impulsan proyectos similares en Viena, como el Metalab, también para informáticos, y el Schraubefabrik, con una visión más abierta. En su comunidad se incluían arquitectos, ingenieros, consultores y start ups.

En el 2005, en San Francisco, nace el primer coworking tal y como lo conocemos hoy en día. El programador Brag Neuberg alquila en su propio local 8 mesas de despacho dos días por semana, con wifi y comida compartidas. Un año más tarde se crea también en San Francisco, el Hat Factory. Mucho más grande.

Coinciden en el tiempo con los cibercafés. Cafés con acceso a internet en el que coincidían los estudiantes y los emprendedores. Si bien los coworking ofrecían un espacio más profesional, más centrado en el trabajo.

Hoy los coworking están repartidos por todo el mundo. En todas las grandes ciudades españolas encuentras varios. Muchos de ellos son bajos comerciales, de gran tamaño, con mesas de oficina repartidas por toda la sala. Disponen a su vez de salas de reunión y zonas más relajadas. Los espacios se alquilan por meses, semanas e incluso por horas. Albert, un programador informático de Barcelona, dice que utiliza una sala de Mitre, 125 Workspace, un coworking situado entre los barrios de Sant Gervasi y Sarriá, no muy lejos de la Diagonal, para atender a sus clientes. Nos cuenta que es un privilegio disponer de oficina en la zona alta de Barcelona, aunque sea en esas condiciones.

La oficina personal.

Raúl dejó su trabajo de técnico informático en Valencia para trabajar de autónomo como desarrollador, lo que realmente le gustaba. Coge aplicaciones y software y los desarrolla. Unas veces lo hace trabajando para clientes, y en otras ocasiones desarrolla aplicaciones por su cuenta y las vende por internet.

Empezó trabajando en casa. El trabajo parecía interminable, estaba todo mezclado. Dejaba un momento de trabajar y aprovechaba para hacer la compra o poner una lavadora. Un día salió de su casa y probó un coworking. Hoy es su oficina. Entra todos los días a las 9 de la mañana y sale a las 6. Según él, el tiempo que destina al trabajo está más objetivizado.

Toni, Martín y Jordi, de Barcelona, tienen entre los tres una empresa de servicios digitales. Tienen divididas las tareas y cada uno trabaja desde su casa. Sin embargo, hay un par de veces por semana que necesitan reunirse. Utilizan una sala de un coworking para ello. Han puesto, incluso, la sede social de la empresa en la dirección del coworking, con su permiso del centro, claro. Allí reciben la correspondencia.

Por otro lado, Jose de Murcia, no está muy contento con estos lugares. En su empresa, tiene dos días a la semana de teletrabajo. Ha intentado hacerlos desde un coworking cercano a su casa, pero dice que pierde más tiempo del que avanza. Prefiere trabajar en casa, le es más fácil concentrarse.

Las ventajas.

La compañía de seguros Allianz analiza en un artículo de su blog estos espacios de trabajo, valorando las ventajas y los inconvenientes. Estos son los beneficios que señala:

  • Precio.

Desde luego, si comparas el precio de un espacio de coworking con el de una oficina convencional, no hay color. Puedes disponer de una mesa en un coworking céntrico de Barcelona entre 150 y 200 € mensuales, mientras que es imposible encontrar una oficina por debajo de los 600 €. El alquiler de un puesto flexible de coworking se paga por mes entrante, con todos los servicios disponibles para entrar a trabajar. Si optas por alquilar una oficina deberás abonar dos meses de fianza, el mes de agencia, el mes entrante, y seguramente contratar los suministros de luz, agua e internet.

  • Flexibilidad.

Una vez abiertos, los coworking permiten entrar en ellos a cualquier hora. Algunos de ellos están abiertos las 24 horas del día, y la mayoría no cierra a mediodía. Disponen al servicio de los usuarios salas de reunión para atender a clientes, para hacer actividades de integración de equipo, pequeños salones de actos, plazas de parking y servicios de recepción, tanto de llamadas como de correspondencia. Con la nueva modalidad de oficina virtual, puedes localizar allí la sede social de tu empresa, aunque no utilices el espacio físicamente.

  • Networking.

Uno de los aspectos más interesantes de estos centros de trabajo son las relaciones de sinergia y colaboración que pueden surgir entre los usuarios. Al coincidir en un mismo espacio, profesionales de diferentes áreas, pueden surgir colaboraciones y negocios conjuntos. Algo que beneficia a los participantes. También es un foro en el que intercambiar experiencias y aprender los unos de los otros.

Inconvenientes.

Todo en un coworking no es maravilloso. Existen una serie de aspectos negativos que es preciso analizar antes de trabajar en él.

  • Poco espacio para crecer.

Un coworking es un lugar indicado para que trabaje un trabajador freelance, un profesional autónomo, un trabajador en condiciones de teletrabajo o una start up en su fase inicial. Si tu empresa está en pleno proceso de expansión o crecimiento, quizás no sea el lugar más indicado. Las instalaciones se te quedarán cortas y tendrás que plantarte un traslado en poco tiempo.

  • Poca privacidad.

Los puestos flexibles de un coworking son mesas de despacho repartidas en una sala diáfana en la que compartes espacio con otros profesionales. Es probable que ahorres dinero en comparación con otras opciones, pero pierdes privacidad. No es el lugar más indicado para recibir ciertas llamadas comprometedoras o para cerrar algunos negocios por teléfono con tus clientes.

  • Distracción.

Por ese aspecto de espacio compartido, es un lugar más proclive a distracciones y a no poder concentrarte. Tienes al lado a otras personas que están haciendo otras cosas, no estás solo como lo puedes estar en el despacho que te has acondicionado en una habitación de tu casa. Este, desde luego, es un aspecto controvertido. Hay opiniones para todos los gustos. Algunos usuarios consideran los coworking, lugares productivos.

Opción personal.

Es, al final, el usuario quien decide alquilar un puesto en un coworking o no. A mi juicio, tiene más ventajas que desventajas. Sobre todo si lo comparas con trabajar en casa.

En primer lugar, evidencia el tiempo que le dedicas al trabajo. Sabes el tiempo que estás dedicando a tu trabajo. Algo que se confunde con más facilidad si trabajas en casa. Si eres un freelance, es una herramienta estupenda para disciplinarte. Si te impones un horario, en el que de una hora a otra vas al coworking a trabajar, es como si fueras a la oficina y tuvieras un horario.

Rompe el aislamiento. Si trabajas solo, trabajar en un coworking, rompe la soledad. Aunque coincidas con otras personas que realizan una actividad diferente a la tuya, entras en un espacio de trabajo, que hace que sean más llevaderas las horas que dedicas a tu actividad. Por otro lado, puedes relacionarte con otros profesionales y emprendedores, son tus compañeros circunstanciales de trabajo.

Dispones de un espacio físico para relacionarte con tus clientes. Lo hagas, tanto por vía digital como presencial, relacionarte con los clientes en el coworking aporta un toque de seriedad. Los coworking disponen de salas, que si se reservan con antelación, son un buen sitio para realizar reuniones de trabajo. Si lo haces de forma telemática por videollamada, por la cámara del ordenador aparecerá una oficina equipada, lo cual da un aspecto más profesional que si presentas la pared de tu habitación.

Por un precio asumible, los coworking facilitan una oficina en la que desarrollar su actividad a profesionales y emprendedores.

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