De acuerdo con los datos publicados por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): “la incidencia o número de casos nuevos de cáncer en España en 2019 fue de 277.234 frente a los 247.771 diagnosticados en 2015. Los cánceres más frecuentes fueron los de colon y recto (44.937 nuevos casos), próstata (34.394), mama (32.536), pulmón (29.503) y vejiga urinaria (23.819). A mucha distancia, se encontraron los linfomas no Hodgkin y los cánceres de cavidad oral y faringe, páncreas y estómago. Teniendo en cuenta los buenos resultados que se obtienen en los tratamientos de muchos tumores, la prevalencia en 2018 de pacientes con ellos, es decir, el número total de pacientes con cáncer, ya sean casos de nuevo diagnóstico o más antiguo, se estimó en 772.853.”
Además, el cáncer oral ocupa el quinto lugar entre las enfermedades orales y se considera un antecedente significativo que afecta la calidad de vida de los pacientes, pues es una enfermedad que produce secuelas permanentes en la cavidad oral, capaces de afectar psicológicamente a quien la padece y repercutir en su entorno social y familiar.
El cáncer afecta los sitios anatómicos de cabeza y cuello con desigual morbilidad por diferencias en la génesis tumoral; es por eso que el término cáncer oral puede incluir al cáncer en los labios, vestíbulo, cavidad oral propia, orofaringe y glándulas salivales.
El carcinoma espinocelular, epidermoide o de células escamosas es la forma neoplásica más frecuente del cáncer oral, pues representa más del 90% de todas las malignidades en la cavidad oral. Clínicamente, esta condición destruye los tejidos orales y se disemina a las cadenas linfáticas del cuello, por lo que si no es tratado oportunamente, se disemina por metástasis a otros órganos y concluye con la muerte del paciente.
Dichas afecciones suelen ser más comunes en los adultos, con una mayor incidencia a partir de la sexta década de la vida, y su aparición se asocia en gran medida al estilo de vida y a los hábitos tóxicos como el tabaquismo y el alcoholismo, pero también se considera que su origen se debe a variedad de factores.
A su vez, los actuales tratamientos oncológicos, tanto de quimioterapia como de radioterapia, entre otros, afectan a la cavidad oral, trayendo varias complicaciones bucodentales.
Así, más que llamarla Odontología Oncológica, la Odontología para pacientes oncológicos, es aquella que trata aquellos tumores que afectan al macizo cráneo facial, y por tanto a la boca del paciente, mediante la aplicación de tratamientos de radioterapia, entre otras, y que trabaja en conjunto con los especialistas en oncología para lograr el mejor tratamiento para la patología de cada paciente.
Los efectos de los tratamientos oncológicos en las estructuras de la boca
Los tratamientos oncológicos cuando son radioterápicos generan una disminución y enlentecimiento del funcionamiento celular de los tejidos, lo que se traduce en poca salivación y un aumento del biofilm sobre los dientes. Asimismo, la dentina tiene menor capacidad de reparación y la aparición y progresión de caries aumenta, La mucosa bucal también enlentece su metabolismo y se torna más sensible y débil a traumatismos generados por la masticación de alimentos.
Por su parte, en los tratamientos quirúrgicos, la resección de tejidos da lugar a que exista pérdida total o parcial de los maxilares, de la mandíbula, la lengua o los labios. Tanto así, que en la actualidad, la cirugía reconstructiva del paciente se procura realizar en el mismo día de la resección, para tratar de una vez el efecto estético de la intervención.
Po último, en los casos en los que la cirugía no permite reconstruir la pérdida de substancia, se confía en la realización de prótesis maxilofaciales que permitan, recuperar la función perdida, no sólo masticatoria, sino también fonatoria y estética. Este tipo de prótesis maxilofaciales pueden ser externas o internas, con o sin dientes, para paladar y/o mandíbula, e incluso llegar a prótesis oculares y plásticas faciales. Suelen ser removibles y el uso de implantes osteointegrados permiten su sujeción y retención.
El papel del dentista en el tratamiento oncológico
En este sentido, el equipo de expertos en salud bucodental de Gabel Clínica Dental, nos explica que la labor del odontólogo es vital, ya que la radioterapia o la quimioterapia pueden dar lugar a determinadas enfermedades de la boca; al mismo tiempo que algunas complicaciones bucodentales podrían modificar el plan terapéutico frente al cáncer.
Por esto, no solo es importante la participación del dentista en el tratamiento, sino también, que se lleve a cabo en coordinación con el oncólogo. De hecho, según algunos expertos, el dentista debe participar en el equipo oncológico inter-disciplinar llevando a cabo su conjunto de medidas para prevenir y tratar las posibles complicaciones bucales y siempre bajo la supervisión del o de los médicos oncólogos que estén tratando al paciente.
Así, aunque los efectos secundarios de estas patologías y tratamientos son inevitables, si se cuenta con los protocolos de higiene bucal correctos se pueden prevenir complicaciones mayores y hacer que estos sean más llevaderos.
El dentista y los tratamientos oncológicos actuales
El odontólogo oncológico debe conocer todo aquello que puede afectar a la seguridad del paciente, los resultados del tratamiento y las complicaciones de los procedimientos dentales.
Otro aspecto clave que hay que manejar es el estatus hematológico que tiene el paciente antes de comenzar con algún tratamiento invasivo, ya que, por ejemplo, si tiene un grado severo de anemia y se le aplica un procedimiento dental que conlleve sangrado, pueden desembocar en una situación crítica para el paciente. Del mismo modo, si el paciente tiene una neutropenia severa, una manipulación dentaria puede producir una sepsis grave por entrada masiva de bacterias procedentes de la boca al torrente circulatorio.
El dentista también debe saber cuál es el número de plaquetas antes de iniciar un procedimiento potencialmente sangrante para evitar una hemorragia no deseada. Asimismo, debe estar consciente que la manipulación invasiva dental en pacientes que están en tratamiento antiangiogénico puede seguirse de problemas de cicatrización, y que por lo tanto debe pasar más de un mes desde la retirada de estos fármacos para que la manipulación sea segura. Siendo que muchas de las moléculas modernas, tanto anticuerpos monoclonales como inhibidores de tirosina kinasa tienen este tipo de efectos secundarios.
El efecto adverso más conocido por los dentistas y que debe evitarse a toda costa es la aparición de osteonecrosis mandibular en pacientes en tratamiento con difosfonatos, denosumab y antiangiogénicos.
Procedimientos de la odontología oncológica
La correcta preparación del paciente oncológico comienza incluso desde antes del tratamiento, cuando. una vez el paciente ha sido diagnosticado, lo ideal es realizar una exploración clínica y radiológica, de forma que se puedan tratar las máximas patologías bucales antes de someterse al tratamiento oncológico para evitar así complicaciones derivadas.
Si, por el contrario, el paciente ya está en tratamiento de radioterapia o quimioterapia, será muy importante mentalizar al paciente de la necesidad de prevenir posibles infecciones y mantener una muy buena higiene bucal. Aquí, podemos recurrir a aplicaciones de flúor tópicas para minimizar el riesgo de caries.
Durante la aplicación del tratamiento, pueden suceder situaciones como la aparición de llagas en la boca por la bajada de defensas derivada de la quimio. Para reducir el riesgo de aparición, se recomienda la utilización de enjuagues específicos como el colutorio VITIS encías y el uso de cepillos con filamentos suaves o ultrasuaves como VITIS suave y VITIS ultrasuave.
Lo idóneo será también evitar cualquier tratamiento invasivo en la cavidad oral y en el caso de tenerse que hacer por urgencia, siempre realizar interconsulta con el oncólogo y valorar la posibilidad de hacerlo en medio hospitalario.
Luego, una vez el paciente ha terminado la terapia oncológica, deberá volver a la consulta para revisar su estado de salud bucodental, donde se le realizará una profilaxis y se podrán tratar las obturaciones y endodoncias.
- Complicaciones orales son las más frecuentes durante la quimioterapia y radioterapia
Las más frecuentes son derivadas de la radioterapia, puesto que los pacientes con quimioterapia no son atendidos hasta que se les considera capaces de estar en su casa o se les permite acudir al dentista.
Así, podemos encontrar pacientes con trismus o imposibilidad o limitación para abrir la boca, dolor en la lengua, mucosas inflamadas, falta de saliva, sobreinfecciones y caries, lo cual se traduce en dolor al tragar, ulceras mucosas y dificultad para curar dichas ulceras.
- Los implantes dentales en personas que han padecido cáncer
No está de más decir que estarán totalmente contraindicadas las extracciones, los implantes dentales y las prótesis removibles (evitando así crear heridas en la boca) como mínimo un año tras finalizar el tratamiento y siempre será necesario realizar una interconsulta con el oncólogo antes de aprobar dichos tratamientos.
Cualquier tipo de implantes utilizados actualmente en odontología son susceptibles de utilizarse en un paciente oncológico, aunque en ocasiones debemos utilizar diseños personalizados que implican el diseño y aplicación de cirujanos maxilofaciales.
En este tipo de tratamientos, lo más importante es la posibilidad de mantener sanos los tejidos que rodean al implante, lo cual puede ser dificultoso y estar agravado por la existencia de tratamientos quimioterapia y radioterápicos.