The World Votes

Herramientas generales para que todas tus comidas sean un poco más saludables sin dietas restrictivas

Debido a la presión que ejercen los cánones de belleza, mucha gente teme verse gorda o engordar. Esta es una preocupación  peligrosa que, además de producir gordofobia o rechazo hacia las personas con sobrepeso u obesidad en nuestra sociedad, genera una obsesión por adelgazar que ha multiplicado prácticas como el ayuno intermitente o las dietas consideradas restrictivas. En este tipo de regímenes se propone suprimir ciertos alimentos de la rutina para reducir al máximo el aporte calórico y bajar de peso, lo cual puede llegar a ser dañino si no está supervisado por expertos y, a largo plazo, termina resultando insostenible.

Es importante concienciarnos de la necesidad de aceptar nuestros propios cuerpos tal y como son; y los de todas las personas que nos rodean en su amplia diversidad, sin apelar inmediatamente a la salud. Urge comprender que una persona gorda no tiene por qué tener problemas de salud; y que una persona delgada también se puede enfermar. Según la definición de la Real Academia Española de la Lengua, la salud es la “condición física y psíquica en que se encuentra el organismo en un momento determinado”, así que, evidentemente, depende de muchísimos factores y no hay un único medidor.

Todo el mundo debería, en general, cuidar su alimentación, practicar deporte y evitar el sedentarismo, aunque muchas veces es complicado. Existen diversas situaciones que hacen que nuestras elecciones a la hora de alimentarnos no sean del todo saludables. Influyen nuestros propios gustos, el tiempo que tenemos para cocinar, la accesibilidad, la falta de conocimiento sobre nutrición, la tradición, etc. Es completamente normal que nos apetezcan alimentos procesados, ya que, por lo general, poseen una gran concentración de sabor y están deliciosos. Por otro lado, la publicidad y las influencias sociales nos impulsan hacia este tipo de comida rápida, así que es importante tener el control de nuestros deseos, y, sobre todo, informarse y conocer hasta qué punto, esto podría acabar haciéndonos daño.

Por todos estos motivos, en este post queremos aprovechar el espacio para darte algunas herramientas generales para que todas tus comidas sean un poco más saludables sin dietas milagro u otras prácticas peligrosas.

Cambia tu actitud e infórmate sobre alimentación, pero ten cuidado y no te obsesiones

En la actualidad cada vez hay más gente concienciada acerca de los beneficios de una buena alimentación, y es bastante accesible consultar información nutricional de calidad. No es extraño que una persona corriente, sin formación profesional pueda citar las propiedades de ciertos alimentos. Sin embargo, puede llegar a ser peligroso si se convierte en una obsesión y si no se controla.

No dejes que la sobreinformación engorde tus miedos. Interésate por los beneficios de los alimentos, pero no permitas que toda tu vida gire en torno a números y valores nutricionales y calóricos. ¡Disfruta de la comida!

Toma el control a la hora de ir al supermercado. No dejes que te domine la gula

Este punto es muy importante ya que, si en casa no tienes productos poco saludables, no tendrás tanta tentación a la hora de consumirlos. Puedes empezar por cambiar la actitud a la hora de ir al supermercado y comprometerte a no comprarlos. Se recomienda hacer una lista previa con todo lo necesario y, sobre todo, acudir al supermercado después de haber comido y no cuando se tenga hambre. Si te sientes saciada y con el estómago lleno, psicológicamente no te apetecerá consumir productos instantáneos y no pecarás de gula.

Planifica tus comidas semanalmente

Este punto está muy relacionado con el anterior. ¿Te pasa a menudo que llegas a casa hambriento/a del trabajo y comes lo primero que tienes en la nevera? Si has estado esforzándote durante todo el día, es normal que lo último que te apetezca sea ponerte a cocinar algo muy elaborado y acabes tirando de productos precocinados y saciantes. Para evitar estas situaciones, lo mejor que puedes hacer es dedicar un día o dos a la semana para preparar comidas saludables en táperes. Si no sabes por donde empezar, las redes sociales como Tik Tok o Instagram, están llenas de cuentas donde encontraras miles de videos con recetas super sencillas y consejos muy útiles para la cocina. Échale un vistazo para inspirarte.

Mejora tus técnicas de cocina

Aunque hay personas que odian cocinar y otras que lo aman, a no ser que tengas mucho dinero y puedas contratar a un cocinero/a, para alimentarte bien es importante que mejores tus técnicas de cocina. Al igual que en el paso anterior, si quieres aprender, puedes servirte de las redes sociales, o incluso apuntarte a algún curso especializado, ¡puede ser muy divertido!

Invierte en material de calidad 

Si el horno de tu cocina está estropeado y quema todo lo que haces, es imposible que te apetezca utilizarlo. Lo mismo ocurre con el microondas, o las sartenes y ollas. Es imprescindible disponer de sartenes y ollas que no se peguen. Asimismo, en los últimos años han proliferado nuevos aparatos como el air fryer o freidora de aire que permite cocer y freír alimentos sin tener que echar grandes cantidades de aceite. En esta línea, desde Megahogar electrodomésticos recomiendan una freidora dietética que permite cocinar con una sola cucharada de aceite, consiguiendo unos resultados más sanos. Y también crean tendencia las ollas arroceras eléctricas, que sirven para cocinar el arroz automáticamente gracias a la liberación del vapor que se alcanza con el calentamiento del aire. En definitiva, cada vez hay más aparatos súper útiles que ahorran tiempo en la cocina y lo hacen todo mucho más sano. Todo dependerá de las ganas que tengas de invertir en ellos.

Permítete comer lo que quieras en momentos determinados

Este último punto debe leerse con responsabilidad. No estamos insinuando que debas comer siempre lo que te apetezca, por insalubre que sea; sino que, en momentos determinados, como puede ser una crisis de estrés o ansiedad, te permitas comer lo que quieras sin sentirte culpable. Por muy buena alimentación que sigas, si tu salud mental no es óptima, tu cuerpo tampoco lo será.

Recuerda que cada persona y cada cuerpo es diferente y tiene sus propias necesidades. Estos son solo algunos consejos que podrían servirte, pero lo mejor es que te escuches a ti mismo/a y, si sientes que tu alimentación te preocupa demasiado, acudas a un especialista en nutrición o psicología para que te ayude a gestionarlo.

¡Mucho ánimo y buen provecho!

Comparte este artículo
Facebook
Twitter
LinkedIn
Últimos artículos