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¿Es seguro ir al dentista?

Son muchas las personas que se han hecho esta pregunta durante el Estado de Alarma y también  ahora que podemos salir a la calle pero con el Covid19 de la mano. Y es que hay que ser realistas, el virus sigue ahí, por eso hay que seguir teniendo toda la prevención posible y debemos seguir teniendo en mente, siempre presente, que hay ciertas cosas que no podremos hacer tana  a la ligera como antes hacíamos, y que no podremos relajarnos hasta que no llegue la vacuna contra el coronavirus. Pero una cosa es relajarse, y otra dejar de lado ciertas necesidades por culpa del miedo.

Ya lo decían los especialistas cuando todo eso empezó, “el confinamiento puede hacer aflorar muchos problemas mentales de las personas más vulnerables psicológicamente”, y así ha sido. Ha crecido el número de personas con depresión, de personas con ataques de ansiedad, de personas con principio de agorafobia y de personas que están empezando a tener miedo de todo. Debido a ellos los expertos alertan: si un familiar o amigo tiene comportamientos extraños intenta hablar con él para que busque ayuda profesional lo antes posible.

No obstante, el miedo a acudir al dentista es comprensible pues hablamos de un espacio donde el contacto con la saliva es lo más común y donde siempre quedarán partículas en el aire provenientes de otros pacientes. De hecho, quien  más se expone a ser contagiado es, por supuesto, el dentista pero, en menor medida, también lo hacen todos sus pacientes.

Debido a ello, la Organización Colegial de Dentistas de España junto a la Association Dentaire FranÇaise (ADF) han difundido la Guía Práctica COVID-19. Se trata de una guía que ayuda a los odontólogos a seguir todos los protocolos necesarios para garantizar su seguridad y la de sus pacientes en todo momento y gracias a la cual nosotros, como pacientes, debemos dejar el miedo a un lado. Y es que el coronavirus puede traernos consecuencias graves, sí, pero no tenemos por qué contagiarnos siguiendo una prevención básica y, sin embargo, si no atacamos los problemas bucodentales que puedan surgirnos, seguramente lo que podría ser un pequeño problema se convierta en una grave enfermedad mucho más difícil de tratar.

Por eso, aunque no debemos acudir al dentista por estética, si debemos hacerlo en caso de:

Dolor muy fuerte

Si tienes dolor y tras tomar antiinflamatorios o analgésicos sigue ahí, debes ir al dentista.

Infección aguda

Los síntomas de esta afección son inflamación con o sin pus, enrojecimiento en el área, fiebre y dolor intenso.

Traumatismo de emergencia

Cuando una persona recibe un fuerte golpe en la zona de la boca, rompiendo los dientes o cortando la encía o el labio, puede tratarse de una fractura que quiebra el nervio, genera mucho dolor y necesita de atención médica.

Hemorragia que no se detiene

Si se tiene una hemorragia con sangrado excesivo que no se detiene puede implicar un riesgo grave por lo que es necesario acudir al dentista.

Recomendaciones para el profesional

Para los profesionales sanitarios que están sometidos a un riesgo de generar aerosoles (como es el caso en Odontología), se recomienda el uso de mascarillas FFP2 valvuladas. Asimismo, en caso de seguir utilizando la mascarilla quirúrgica habitual, se recomienda cambiarlas cada 2 horas para evitar su deterioro y pérdida de eficacia.

Por otro lado, deben usarse guantes, bata y protección ocular ajustada, además de proceder a un minucioso lavado de manos antes y después de atender al paciente. La higiene del espacio también debe cuidarse. De hecho, todas las superficies de trabajo y del entorno del paciente deben ser inmediatamente limpiadas y desinfectadas. Puede usarse, por ejemplo, una solución de hipoclorito sódico que contenga 1.000 ppm de cloro activo (dilución 1:50 de una lejía con concentración 40-50 gr/litro preparada recientemente).

Recomendaciones para el paciente

Deberá lavarse las manos antes de salir de casa con agua y jabón concienzudamente. Deberá acudir a la clínica con mascarilla quirúrgica, sin quitársela en ningún momento. Una vez en la clínica dental procederá a lavarse las manos de nuevo con agua y jabón o gel hidroalcohólico. Se quitará la mascarilla exclusivamente cuando vayan a realizarle el tratamiento. Esa mascarilla deberá ir a la papelera directamente, podrá reutilizarse.

Una vez recibido el tratamiento deberá ponerse una mascarilla nueva y volverá a lavarse las manos antes de salir de la clínica dental.

Si tanto el paciente como el odontólogo cumplen todas las recomendaciones, el riesgo e contagio para ambos cae notablemente.

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