Según informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Health at a Glance 2023, realizado con datos de 2021, España está entre las primeras en el consumo de alcohol, con 11 litros por persona.
Los únicos países que consumen por encima de España son Letonia y Lituania, con 12 litros por persona.
Los datos muestran que, en todos los países, los hombres consumen más alcohol que las mujeres ,ya que el 26 por ciento de los hombres reconocen beber en exceso una vez al mes frente al 12 por ciento que afirman las mujeres.
Sin embargo, el alcohol afecta más a las mujeres que a los hombres. Los expertos explican que el hígado femenino sufre más por el alcohol y bebiendo la misma cantidad, la sangre de una mujer absorbe entre un 30 y un 50% más.
Incluso, muchas mujeres sufren drunkorexia, es decir, dejan de comer para compensar las calorías ingeridas con las bebidas alcohólicas. Esta patología produce desnutrición y déficit de vitaminas.
Varios estudios han comprobado que el alcohol puede generar dependencia a personas de cualquier edad, aunque causa una mayor adicción en la adolescencia.
El alcohol es responsable de muchas muertes prematuras, pero también de cánceres como el cáncer de mama, boca, garganta, esófago, hígado, páncreas, colon y recto.
En el año 2017, los 12.000 nuevos casos de cáncer de mama fueron a causa del consumo de esta bebida.
«De por qué beben las mujeres habla Ann Dowsett Johnson en su obra Drink, que investiga la aparición de una generación femenina que usa el alcohol a modo de premio, como un remedio contra el estrés y la ansiedad. Hablamos de aquellas para las que tomar una copa tras una ‘larga jornada de trabajo’ es una recompensa, ‘un porque yo lo valgo’. Un grupo, en definitiva, que ha normalizado la bebida», informa El Mundo.
Las tasas de consumo han aumentado en las mujeres. El 26% de las mujeres británicas consume hasta seis bebidas alcohólicas en una sola sesión al menos una vez al mes.
Esto se debe en parte a la cultura del ‘wine o’clock’ a la salida de la oficina. «Me llamo Harriet Walker y soy una bebedora compulsiva. Intento abstenerme a diario, pero cuando llega el fin de semana, bebo y bebo», dice la editora de Moda de The Times.
Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), el 26% de las mujeres británicas admite haber consumido seis o más bebidas alcohólicas de un tirón al menos una vez al mes, más del doble de la media del 12% entre los 33 países encuestados.
«Mi generación de mujeres fue la primera en abrazar la así llamada cultura ladette, explotando la libertad de poder trabajar, jugar y beber tanto como los hombres. Éramos una especie de feministas con resaca», explica Nana Akua, columnista de The Daily Mail.
El doctor John Britton y experto en adicciones comenta: «En otros países, el alcohol se utiliza como lubricante para la interacción social y para ocasiones especiales, no tanto para acabar arrastrándose por los suelos, como ocurre aquí. Demasiada gente recurre al alcohol al final de un día estresante de trabajo, cuando debería buscar alternativas más saludables».
Aunque las danesas están a la par de las británicas, seguidas por las luxemburguesas y las alemanas.
«Mis amigas y yo crecimos en la época de las ladettes, a una libra la pinta», dice Walker. «Y aunque ya no buscamos descuentos, esa cultura se ha extendido incluso después de ser madres. Yo misma participé en un grupo de WhatsApp llamado Mums who wine. Las mujeres que participaban trabajaban duro y estaban estresadas, pero no se las podía considerar borrachas», añade.
La columnista reconoce que «por suerte, el alcohol no me llegó a controlar por completo». Y añade Nana: «Pero sí deterioró mi salud, dañó mis relaciones y me costó al menos un trabajo, hasta que hace cinco años toqué fondo. Nunca bebí porque apreciara el sabor, ni siquiera para socializar, sólo quería emborracharme porque se vendía como garantía de una noche asombrosa».
«La bebida causa mucho daño a los británicos y es algo totalmente evitable», concluye el doctor Richard Piper, director ejecutivo de Alcohol Change UK.
Para profundizar más en esta tema nos acercamos al centro Mujer Adicciones para hablar con Núria, que es la directora terapéutica.
La experta nos explicó que es muy importante que el paciente reconozca la adicción, ya que en algunos casos puede ser necesario el ingreso hospitalario.
Los síntomas de la adicción al alcohol son: pérdida del control, ansiedad por beber, incapacidad para parar de beber, fiebre cuando se deja de tomarlo, necesidad de beber cada vez mayores cantidades de alcohol, etc.
Para el diagnóstico, el especialista realizará una historia clínica completa y pruebas analíticas, para evaluar el estado físico del paciente. Aunque también es muy importante la ayuda y colaboración de los familiares.