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¿Cuál es el origen de los dientes negros en los niños?

Cuando los padres vemos que nuestros hijos tienen puntos negros en los dientes que no se le van de ninguna manera, nos escandalizamos. Si este es tu caso, tranquilo. Tiene solución y es más habitual de lo que pensamos.

Los odontólogos de los Centros de Odontología Avanzada López Pintos, un grupo de clínicas dentales ubicadas en Moaña y Cangas do Morrazo, referentes en odontopediatría en la provincia de Pontevedra, dicen que una de las situaciones que más preocupan a los padres es cuando acuden a la clínica porque su hijo tiene uno o varios dientes que se oscurecen.

Ante estas situaciones lo mejor es mantener la calma y acudir a un profesional. Aunque el síntoma parezca alarmante, lo primero que tenemos que hacer es informarnos. Una actitud demasiado histriónica puede generar un nerviosismo innecesario en nuestro hijo. La mayoría de estos problemas tienen solución. Lo primero es dar con el diagnóstico adecuado y después abordarlo con el tratamiento que resulte conveniente.

Aunque los trastornos de salud dental en nuestros hijos son importantes y no debemos dejarlos pasar, no se nos va la vida en ello. Antes de perder los nervios, más vale que nos esforcemos en educar a los niños en llevar una correcta higiene dental y en observar hábitos de alimentación saludables.

Respecto al tema que nos ocupa en el artículo, pasemos a ver por qué se oscurecen los dientes de un niño y que tratamientos existen para solucionarlo.

Las causas.

El oscurecimiento de los dientes de un niño no está ocasionado mecánicamente por una única causa. Puede producirse por diferentes motivos. De ahí lo importante de estudiar cada caso. Estas son las tres causas más habituales que producen este fenómeno:

  • La caries.

La enfermedad dental más habitual en niños y mayores es la caries. La revista Redacción Médica señala que 34 millones de personas tienen caries en España. De ellos, 4 millones son niños y aproximadamente 2,5 millones son adolescentes.

La caries es una enfermedad degenerativa en la que las bacterias poco a poco van erosionando los dientes. Van taladrando el esmalte dental hasta llegar a la dentina, la parte interna del diente, prosiguiendo su camino hacia la pulpa, el corazón del diente por el que discurren los vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas. Nos suelen doler los dientes cuando la caries llega a la parte central, pero eso no indica que antes no tuviéramos caries. La caries se ha ido fraguando durante meses o años.

Cuando la caries ha traspasado el esmalte externo y está profundizando el agujero en la dentina, suelen aparecer esos puntos negros, que por mucho que el niño se cepille los dientes no lo va a eliminar.

En contra de lo que solemos pensar, la razón principal de que los niños sean propensos a padecer caries no es porque coman chucherías. Eso desde luego influye. El problema radica en no tener una correcta higiene dental. El esmalte de los dientes de leche es más débil que el de la dentadura definitiva. Por tanto, es importante acostumbrar a nuestros hijos a limpiarse los dientes dos veces al día. Además de limpiar la dentadura, la pasta dentífrica le aporta un suplemento de flúor necesario para mantener los dientes fuertes.

De todos modos, la caries sigue siendo más habitual en adultos que en niños.

  • Traumatismo dental.

Un golpe o una caída pueden dañar la pulpa de un diente o una muela. A lo mejor con el golpe al niño no se le ha caído el diente, pero sí se ha producido un derrame en los vasos capilares que discurren por el interior del diente y que termina manchando la dentina.

Los niños son muy movidos. Corren, saltan, se suben a los columpios, se chocan entre ellos. Es normal que más de una vez, sin darse cuenta, se golpeen en la boca. Los golpes los suelen recibir sobre todo en los dientes de delante, en los incisivos. Lo que popularmente llamamos las paletas. Por eso, si vemos que uno de estos dientes se le va oscureciendo a nuestro hijo, vale la pena que indaguemos si en los días anteriores se ha dado algún golpe.

La apariencia visual es diferente al de la caries. Si con la caries observamos puntos negros más o menos intensos, en este caso apreciamos una mancha en el esmalte que ocupa gran parte del diente.

  • Consumo de determinados medicamentos.

Existen determinados medicamentos que se utilizan para combatir infecciones bacterianas y que tienen un efecto negativo en la formación de los dientes, ya que tienden a descalcificarlos. Se trata, sobre todo de medicinas que contienen tetraciclinas. Se recetan para tratar enfermedades como neumonía, infecciones en la piel, infecciones en el trato urinario, etc.

No se recomiendan para menores de 8 años, debido a los efectos adversos que tienen en la formación de los dientes y en la consolidación de los huesos. Si a nuestro hijo se le están oscureciendo los dientes y está tomando algún tipo de medicación, es necesario informarle al dentista de qué medicamentos consume.

Tratamientos.

Los dientes negros pueden afectar tanto a dientes de leche como a dientes definitivos. El tratamiento a aplicar se debe adaptar a las características particulares del caso. Los tres tratamientos más habituales son:

  1. Pulpectomías y endodoncias.

Estos tratamientos tienen una función conservadora. Con ello pretendemos conservar la pieza dental original. Se aplica sobre todo en casos de caries y principalmente en piezas dentales definitivas. Aunque siempre hay que escuchar la propuesta del odontopediatra, que puede proponer este tratamiento, aunque el diente sea provisional, si lo ve oportuno.

La pulpectomía es lo que vulgarmente llamamos matar el nervio. Si la caries ha llegado a tocar la pulpa, se extirpa la parte dañada y se rellena con una resina que sella la zona. A continuación se procede a reconstruir el agujero que ha causado la caries con composite. Una resina más dura que solidifica en la boca y restaura la operatividad de la pieza dental.

  1. Blanqueamiento dental interno.

Este tratamiento se aplica sobre dientes definitivos, no de leche, en caso de decoloración por traumatismo o cuando se ha padecido una caries y previamente, el diente se ha reconstruido con una endodoncia.

El dentista hace una pequeña perforación en el diente que llega hasta la pulpa. Por la apertura se inyecta un agente blanqueador y se sella con resina. El blanqueador actuará durante unos días, disolviendo desde dentro las manchas del diente. De esta forma el diente recupera su tono original.

Este no es un tratamiento sencillo, por los que debe ser realizado por un odontólogo especializado y experimentado.

  1. Carillas dentales.   

Hay casos en que la única solución es colocar carillas dentales. Finas láminas de porcelana o de composite que se colocan sobre el diente con un efecto estético y restaurador.

Se procede a este tratamiento cuando los dientes negros han ocasionado daños estructurales o presentan una decoloración intrínseca persistente. Es, por ejemplo, cuando la decoloración es un efecto secundario del consumo de medicamentos que han dañado considerablemente el interior del diente.

Con la carilla, el diente vuelve a tener una apariencia natural y se ve reforzado con el apósito, recuperando de esta forma su operatividad.

La importancia de la higiene dental.

Para evitar los dientes negros, los odontopediatras consideran fundamental educar a los niños en que adquieran hábitos de higiene bucodental diarios desde el primer año de vida.

Canal Salud I.M.Q., un proyecto de divulgación médica por internet, opina que hasta que el niño pueda limpiarse los dientes por sí mismo, que suele ser a la edad de 6 años, de la limpieza bucal deben encargarse los padres. Lo ideal sería que los niños se lavaran los dientes después de cada comida, pero debido a que suelen quedarse a comer en el colegio o en la guardería, con acostumbrarlos a cepillarse los dientes dos veces al día es suficiente. Una por la mañana, después de desayunar y antes de ir al cole, y otra por la noche antes de acostarse.

Es bueno instruir a los niños en que la limpieza bucal es por su bien. Que lo hacemos todos los días para que tengan unos dientes “muy fuertes”. Para que acepten la limpieza sin reparos, es interesante abordar el cepillado como un juego e incluso, dejarles de vez en cuando que lo hagan ellos solos, bajo nuestra supervisión, para ver si lo hacen bien o no. El cepillo de dientes se debe convertir en una especie de juguete más.

La higiene dental en la infancia tiene un doble sentido. Por un lado, proteger su dentadura y prevenir problemas como el que hemos visto; y por otro, inculcar hábitos de limpieza que deberán observar el resto de su vida. Si acostumbramos a los niños a cepillarse los dientes con regularidad desde que son pequeños, más fácil será que conserven este hábito cuando sean mayores.

Otro aspecto importante es la visita habitual al dentista. Eliminando sus miedos y mostrándolo como algo natural. No olvidemos que el mejor tratamiento dental es la prevención.

 

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